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La 4.ª revolución industrial

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El mundo ha pasado por tres revoluciones industriales desde 1760 y ahora estamos a las puertas de la 4.ª revolución industrial, la Industria 4.0, también conocida como fabricación digital. Descubramos qué van a suponer estos cambios para las empresas y los trabajadores.

Entre 1760 y 1840, la primera revolución industrial consistió en pasar de la producción manual al uso del vapor y la energía hidráulica.  

Entre 1871 y 1914, aproximadamente, se produjo la segunda revolución industrial debido a la prolífica construcción de ferrocarriles y a la electrificación de las fábricas. Fue también el inicio de las redes de telecomunicación, que permitieron transmitir más rápidamente el intercambio de ideas y dieron lugar a las primeras líneas de producción moderna.

La tercera revolución fue la digital, a finales del siglo XX, con la invención de los ordenadores. Los operadores podían programarlos para realizar y ejecutar tareas mecánicas repetitivas, aumentando así la producción y reduciendo los costes de mano de obra.

Nos encontramos ahora al inicio de la 4.ª revolución industrial, también llamada fabricación digital, Internet industrial de las cosas (IIoT, por sus siglas en inglés) e Industria 4.0. ¿Qué cambios se avecinan para las empresas y los trabajadores?

¿Cuáles son los retos de la Industria 4.0?

Como en cualquier revolución, habrá que superar retos políticos, económicos, organizativos y sociales. Políticos:  regulación conjunta y cuestiones jurídicas. Económicos: implementación de altos costes que beneficia a países del primer mundo. Organizativos: fiabilidad, seguridad, protección de la propiedad intelectual y formación de la mano de obra. Y sociales: preocupación por la privacidad y desconfianza ante la vigilancia, reticencia de la mano de obra actual por miedo al cambio y a perder su seguridad laboral.

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La última revolución trae consigo la automatización del intercambio de datos: avanzadas interfaces humano-máquina con comunicación en tiempo real. Esta velocidad se combina con plataformas de procesamiento digital y macrodatos para lograr una mayor transparencia del operador. El operador identificará y optimizará la tarea, y permitirá que los componentes del sistema se monitoricen a sí mismos de forma autónoma. Esta capacidad proporciona una enorme flexibilidad que permite a las máquinas predecir errores y corregir o planificar el mantenimiento incluso antes de que haga falta. Con la reducción del tiempo de inactividad, el aumento de la eficiencia general y la continua reducción de la mano de obra, las empresas obtendrán importantes ahorros de costes. Sin embargo, la mano de obra se mostrará recelosa y preocupada por la pérdida de puestos de trabajo. En todos los proyectos de automatización de la historia de la revolución industrial, algunos puestos de trabajo quedan obsoletos. Sin embargo, a partir de la innovación se crean nuevos trabajos que requieren diferentes habilidades y que conllevan la necesidad de reciclar profesionalmente a las personas.

¿Qué aspecto tendrá todo esto?

Hay enormes oportunidades en todos los sectores, pero veamos cómo podría ser la fábrica del mañana.

Aprendizaje automático

Los robots móviles autónomos (AMR, por sus siglas en inglés) trabajarían en diferentes rutas en días diferentes y se adaptarían para cambiar su trayectoria en función de su demanda en el almacenamiento y la intralogística. Disponen de una serie de sensores que les permiten moverse entre ellos y entre los trabajadores. Además, si necesitan mantenimiento, los AMR se autodiagnostican y van al taller para un mantenimiento urgente o preventivo.

Fábrica inteligente

La Industria 4.0 engloba la idea de la «fábrica inteligente», que adopta sistemas ciberfísicos (CPS, por sus siglas en inglés). Los CPS consisten en algoritmos informáticos que controlan un mecanismo y que están vinculados al Internet de las cosas, donde los equipos dotados de tecnología de sensores tienen el único objetivo de intercambiar datos a través de Internet. Ejemplos de CPS son los vehículos autónomos o los drones que son conscientes de su entorno. En lugar de almacenes y fábricas que entregan los encargos a través de una cadena de personas, un camión suministraría la cantidad exacta de materia prima, calculada mediante la recogida automatizada de datos. Los productos se desarrollan y se prueban digitalmente. La fábrica inteligente funciona con una supervisión mínima desde el producto final hasta la entrega.

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Autor: maxon HQ

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